Debido a su anterior vida, Selva desconfiaba totalmente de las personas. En cuanto te acercabas se quedaba bloqueada, y aunque poco a poco Selva iba confiando en nosotros, seguía manteniendo las distancias.
Una buena mañana apareció Marta decidida a ayudar al perrico que más lo necesitara, y Selva la cautivó.
Desde un primer momento se ha volcado con Selva, dándole todo aquello que nunca había tenido y que tanto necesitada,… estabilidad y cariño. Gracias Marta.
Dar también las gracias a su marido Fernando, que ha abierto las puertas de su casa y le ha dado un hogar a Selva.
Sed felices para siempre.